DE RATONES Y TRIGO
¿De dónde venimos? ¿Cuál es el origen de la vida? El hombre ha intentado hallar la respuesta a estas preguntas, y a lo largo de la historia se han desarrollado diversas teorías para explicarla. Una de estas teorías es la Generación Espontánea.
Desde la Antigüedad, se creyó que la vida surgía de objetos inanimados. En el S XVII, Jan B. Van Helmont escribió una especie de receta en la que afirmaba que si metías ropa sucia y granos de trigo en un tonel, y lo dejabas reposar durante 21 días, obtendrías ratones.
En el año 1668, Francesco Redi realizó un experimento que supuso el comienzo del abandono de la generación espontánea.
En este experimento dejó carne en 3 tarros (uno abierto, uno cerrado, y otro cubierto con una gasa). En el tarro abierto aparecieron larvas de mosca, pero, en los otros dos no. De este modo demostró que los animales provenían de otros y no de objetos inanimados.
Finalmente en 1860, Luis Pasteur realizó un experimento que descartó por completo la generación espontánea, ya que demostró que los microorganismos tampoco se generaban de este modo.
Pasteur propuso un experimento en el que se introducía caldo de carne (hervido, para eliminar los microorganismos) en un frasco de cuello de cisne. Este recipiente tiene el cuello muy fino y en forma de "S", lo que permitía la entrada de microorganismos que acabaran depositándose en la parte baja del tubo. Si el tubo se mantenía recto, el caldo no se contaminaba, pero si se inclinaba, se llenaba de microorganismos.
Los resultados de este experimento ( que coincidían con los esperados por Pasteur) permitieron descartar por completo la teoría de la generación espontánea, al confirmar que los microorganismos tampoco se producían de este modo.
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